Ser asertivo implica expresar lo que sientes y piensas, aunque siempre respetando a los demás; es una habilidad social de las más importantes, y solamente se puede trabajar y mejorar desde dentro de la persona. Para ser asertivo, se deben de tener unas claves o pautas muy claras:
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En la vida diaria hay muchos ejemplos que demuestran que hay tres actitudes que rigen los comportamientos básicos en diversas situaciones: la asertividad, la pasividad y la agresividad. Un ejemplo perfecto para poder entender cómo funciona cada no de ellos sería el siguiente:
Alguien se ha comprado unos pantalones y cuando se los va a poner se da cuenta de que están rotos por la parte de atrás. Obviamente en ese momento lo primero que quiere hacer es ir a la tienda y descambiarlos; por lo que cuando ya estás allí le cuentas el problema al dependiente y este te dice que tiene fácil arreglo y que se puede coser por uno mismo en su casa sin necesidad de que la tienda intervenga en nada. A partir de aquí, surgen estas tres formas de actuar:
Para poder verlo de una forma más gráfica, dejamos un vídeo que ejemplifica perfectamente cómo son estas reacciones asertivas, con dos extractos de películas:
La asertividad ya ha quedado claro de qué se trata, pero, por su lado, la empatía es otro tipo de habilidad que provoca que se pueda entender más a las personas con las que se conversa, y al mismo tiempo poder contemplar diversos puntos de vista, manteniendo siempre nuestra perspectiva propia. Otros aspectos que caracterizan a este tipo de personas podríamos numerarlos en que:
Una vez visto ambas descripciones, a pesar de ser diferentes, se denotan claras coincidencias entre las dos habilidades; llegando incluso a la conclusión de que la asertividad es un subtipo de la empatía, haciendo que una persona pueda ser asertiva y no empática y viceversa, o ser las dos cosas. ¿Y esto cómo puede ocurrir? Esto puede pasar porque una persona asertiva responde a los estados de ánimo de las personas a la vez que comunica lo que siente, teniendo claro que esa implicación de la empatía que puede existir o no.
Pero no solamente eso. Existen más semejanzas como que ambas se pueden desarrollar o aprender en todas las personas en cualquier momento, o que son habilidades que deben de integrar y contemplar a su vez una persona íntegra, honesta y coherente, entre otras. Ambas forman un modelo ideal de comunicación. Respecto a las diferencias, la más obvia probablemente sería que en la asertividad la clave son las palabras que se dicen, y en la empatía sin embargo, lo importante está en entender lo que se dice. Con todo esto resulta obvio que es necesaria la asertividad en el trabajo.
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Aquellos modelos que trabajan con una idea general que domina al resto y no se les da margen a la generación de nuevas ideas, haciendo que solamente se centren en los resultados que se deben de obtener sin ningún tipo de motivación más allá, son totalmente perjudiciales para la empresa. A los trabajadores se les debe de escuchar, de criticar de manera constructiva a pesar de que las opiniones vayan en contra de la tónica de la empresa. Ser empático con estas opiniones y asertivo con estas nuevas ideas buscando soluciones y transformar las quejas en algo positivo. Además esta última habilidad trae consigo otra serie de cualidades adecuadas para el entorno laboral como el poder de liderazgo, la iniciativa o la buena topa de decisiones.
Como un equipo de trabajo ideal sería aquel en el que todos los empleados son asertivos, en n+e se tiene muy presente y se valora mucho a la hora de dirigir una empresa; por ello queremos transmitirlo en nuestro Curso Universitario en Dirección y Administración de Empresas
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