Algunas empresas optan por escoger una metodología de trabajo que se pueda adaptar en la mayor medida de lo posible a sus propósitos y valores, tratando de conseguir así una óptima estandarización tanto de los procesos internos como externos.
Las metodologías de trabajo ayudan a las empresas a entre otras muchas cosas optimizar sus recursos, mejorando así la calidad del trabajo realizado, reduciendo los posibles riesgos a los que se enfrentan en los proyectos que llevan a cabo, estableciendo prioridades y dando soluciones a sus clientes y proveedores.
En la actualidad es frecuente encontrarnos con empresas que carecen de una metodología de trabajo unificada para todos sus departamentos. Esto tiene como consecuencia que la propia empresa no sea consistente para todos los trabajadores, lo que da lugar a que, aunque los grupos de trabajo hagan las cosas de la mejor forma posible no lleguen a conseguir un ascenso y optimización desde el punto de vista empresarial.
En el párrafo anterior hemos podido observar lo importante que es para el correcto funcionamiento de una empresa tener una metodología de trabajo unificada y bien estructurada. Aunque esto nos lleva a preguntarnos; ¿Cuáles son las metodologías más eficaces? Para resolver esta pregunta podemos consultar cuatro metodologías fundamentales, cuya implementación en las empresas a tenido resultados positivos.
Las metodologías de trabajo convencionales se basan en una planificación completamente desarrollada, con unos plazos demasiado largos, sin embargo, la metodología “Agile” se enfoca en todo lo contrario, mediante el argumento de que planificar un proyecto por un largo periodo de tiempo deja de lado los posibles contratiempos inesperados que puedan ocurrir en durante su transcurso.
“Agile” se enfoca en la planificación secuencial. La empresa crea los procesos en bloques, cada uno de los cuales dotado de un tiempo de trabajo y tareas concreto y lo más reducido posible. Al estar dividido el proyecto en bloques, la empresa se puede permitir tener una mayor flexibilidad ante los imprevistos, lo que le permite lograr mayor rapidez y eficacia a la hora de solventar los posibles problemas.
Esta metodología esta caracterizada por unos equipos de trabajo denominados “Scrum”. Cada uno de estos bloques de desarrolla en un ambiente colaborativo, que alberga la idea de que entre más tiempo se pase sin dar una solución mayor será el coste que una empresa tiene que asumir.
El proceso de la metodología “Agile” se basa en las siguientes fases:
Planificación de iteración: Es en esta fase donde se realiza la selección de requisitos que solicita el cliente, tratando de indicar los más importantes, para que al resolver los posibles problemas logren incrementar la satisfacción del cliente.
Ejecución de la iteración: En esta fase son imprescindibles las reuniones diarias (mínimo de 15 minutos) donde se realiza una retroalimentación con el objetivo de asignar tareas, observar el progreso y realizar adaptaciones, entre otras acciones.
Inspección y adaptación:Con el proyecto ya terminado se realizan las pruebas pertinentes para comprobar el funcionamiento de la metodología y que los resultados obtenidos sean los deseados por el cliente. Finalmente se realiza una retrospectiva para pensar en posibles mejoras del proyecto.
Esta metodología se centra en realizar un diseño personalizado para cada proyecto o cliente, teniendo la mentalidad de que cada situación es diferente, se busca empatizar y descubrir las necesidades para adaptarlas lo más próximo y así obtener resultados más adecuados.
En esta parte del proyecto es muy importante que los equipos de trabajo sean creativos, ya que tendrán que proponer ideas previas, que deben ser aprobadas, obteniendo así la información necesaria para empezar a diseñar.
El proceso mencionado en este apartado se denomina Desing Thinking y está basado en cinco fases no lineales. El proyecto debe desarrollarse siempre mediante ellas:
Empatía: Se busca entender la situación para llegar a logran una profunda comprensión, que fomente la creación de ideas adecuadas para el proyecto que se va a ejecutar.
Definición: En esta fase hay que analizar todas las ideas de la anterior fase y escoger las ideas que aportan mayor valor o cuyas soluciones serán determinantes para el buen desarrollo del proyecto.
Ideación: Aquí las ideas toman protagonismo, ya que con las conclusiones obtenidas en las anteriores fases se pueden observar todas las posibles vías de desarrollo, buscando así soluciones para ver cual es la mejor opción.
Construcción: Convertir las ideas en realidad es el objetivo de esta fase, donde este proceso ayude a refinar el resultado final y vislumbrar las posibles soluciones.
Testeo: Consiste en probar todas las ideas desarrolladas en las fases anteriores. El objetivo es obtener los resultados adecuados por parte del cliente y los miembros del equipo.
Surge en 2008 como resultado del libro escrito por Eric Ries El método Startup: Cómo crear empresas de éxito utilizando la innovación continua. Esta metodología tiene como objetivo reducir los tiempos y costes a la hora de crear una empresa o lanzar un servicio o producto.
El modelo se basa en realizar hipótesis y experimentarlas, obteniendo así resultados que aportan en primer lugar una retrospectiva del entorno y un feeling positivo para realizar más hipótesis y por ende más experimentos.
El modelo no se representa en fases, sino que distingue tres aspectos como son; crear, medir, aprender, que forman un ciclo infinito en el que buscan crear ideas, medir la información obtenida por el publico y aprender de ella para realizar de nuevo el ciclo o llevar a cabo la acción.
Esta metodología de trabajo tiene como objetivo hacer crecer el número de clientes, usuarios y tráfico de datos de la empresa. Esto se consigue mediante la combinación de la analítica y la creatividad.
Cabe destacar que lo que busca esta metodología en la empresa es construir una filosofía empresarial dotada de conocimientos tales como atacar al mercado de una manera efectiva. Con esta filosofía también se busca bajar los costes empresariales.
El proceso de esta metodología presenta las siguientes etapas:
Adquisición: Mediante este proceso se busca realizar las acciones pertinentes para captar posibles clientes.
Activación: Después de llamar la atención tenemos que tratar ser atractivos para los clientes, por lo que es importante saber manejar los datos que tenemos y saber en qué público objetivo nos tenemos que enfocar.
Monetización: Aquí tenemos que transformar el interés de los posibles clientes en un “lead”, es decir en un cliente potencial, que se implique con los productos y servicios ofrecidos por la empresa.
Conseguir recomendación: Aquí se busca que la persona deje una muestra de su satisfacción con la empresa, esta etapa también va acompañada de un servicio postventa óptimo.
Estos cuatro modelos presentan algunas diferencias en su proceso de implementación, aunque tienen un mismo objetivo que es el de conseguir un mayor beneficio para las empresas mediante la creación de un enfoque estructurado y donde predomine la retroalimentación.
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